miércoles, 15 de julio de 2009

Amo tanto la vida,

Cuando el cielo se nublaba y las aves de rapiña se regocijaban con mi alma moribunda, dando pena por la soledad y el abandono que se ensañaba en mi sien, sentía la vida rodeándome para seguir tropezando el camino que esta lleno de piedras.
Las luces de todos los colores posibles de esta ciudad modernizada en los sentimientos de mentira, de ritos vacios, de racionalidad cruel, de culpas y frases culposas que son como baches en el rodar sencillo de quien solo ama la vida.
Desde un tercer piso se posa la mirada tierna, mirada sencilla sin grandes aspivamientos, esa que genera envidia por la natulareza viva de sus gestos, vilipendiada por la infamia sexual que habita en la enseñanza cotidiana de la injusticia, pero desde donde solo se ama la vida.
Los carroñeros siguen volando sobre nuestras cabezas, esas que ya no son una, que vagan perdidas por ese camino podrido de amaneceres frustrados, de luchas sin sentido, ahora son dos, cuatro manos, cuatro piernas, dos cuerpos entrelazados.
Amo tanto la vida, que ti me anamoré, cuando te vi de la mano, y saltando las vayas del snob intelectual, de los meta discursos, meta vacios, de los grandes relatos de grandes mentiras, cuando mis ojos salieron de mi, solo se posaron en los tuyos, donde solo había ciudades, ahora esta lleno de gente embobada y enamorada.

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