martes, 25 de noviembre de 2014

Estoy pensado donde aprendí todo lo que he aprendido y pienso... aprendí a ver la vida en tus ojos morenos, en el llanto de mis hijas y en sus sueños interrumpidos con sombreros, caminando por las calles y corriendo con los perros vagos, escuchando las incoherencias de un indigente mojado, acariciando la memoria que me deja vivo, recordando tus pasos sin vestido, escuchando al viento en un silbido, las hojas cayendo por los caminos, tomando en café en una tasa de vidrio y cuando te pedí prestado un libro. Aprendí a sentir el llanto doloroso cuando te fuiste, y las lagrimas de alegría cuando volviste, aprendi que no me salvo olvidando, sino que vivo recordando, por ejemplo que mañana surge un nuevo día, con la posibilidad de vivir una nueva vida. Aprendí con invitaciones ingratas, las amistades que dan lata y en boliches donde los malos olores hacen nata a un desconocido que te abraza, cuando me no veias desde lejos, y yo te observaba por otros medios, aprendí a leer mensajes entre versos, y mientras leia un texto, a dibujar tu silueta fuera de contexto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario