martes, 25 de noviembre de 2014
Pequeña
Hoy mientras buscabas cosas en la calle, en los puentes, en las plazas, en la micro y miraba por las ventanas de las casas, por las puertas de los edificios, en las pantallas de los televisores, en los mensajes encriptados, y no encontraba nada, porfiadamente seguí buscando y buscando encontré.
Encontré tus manos, tus dedos alargados hacia el infinito, como una luz que se extiende desde el horizonte hacia las montañas,
Encontré los fuelles acariciados, las manijas agasajadas, las cortinas dobladas y arrugadas por la acción de tus manos buscando el sol, encontré el picaporte de tu puerta con tus hullas mientras la abrías, encontré el calor entre tus sabanas extendidas, encontré el lápiz que escribía una metáfora, un teclado que saltaba, una flor cortada, el perfume esparcido en el aire, un retoque de tu pelo acariciado, una imagen devuelta al revés, un sueño despertado. Encontré las huellas de tus pasos en el asfalto, tu caminar sigiloso por los tejados, tus palabras ahogadas en un café, tu desventura al amanecer. Encontré el silbido del viento en tu mirada, la luz calcinada de tus ojos, el apremio ilegitimo en tu existencia, los blancos rubíes en tu presencia, una tasa descolara en tu boca...
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