viernes, 27 de febrero de 2009

hasta la victoria y siempre

En mis calles, donde las voces siguen ahogadas, donde el cemento aplasta comciencias, vienes desde el sur con tu aire de rebeldia ancestral, con tus piñones incendiarios, con tu furia morena, leyendo las mentes de los cansados, los atribulados los abulicos.
No descanses, no te canses, tus senos fragiles alimentan a tus hijos llenos de furia, que crecen con la rebeldia en sus sueltos cabellos.
Mujer combatiente, mujer de lucha armada, que alguna vez bailabas una danza oriental, que seria de nosotros sino plantaras el canelo, sino cortaras tu cabello. Qué seria de nosotros, si la vida no valiera un tiro, qué seria de nosotros, si las montañas no nos cobijaran y no nos cubrieran con su pasado.
Camina por los caminos torcidos, los otros están llenos de cordura, la cordura que nos liga a los prejuicios, a las culpas, y acaso nosostros tenemos culpas?
De qué podrían acusarnos los censores, los jueces de la convivencia civilizada, los acomodados en sus status de muerte, de qué podrían acusarnos.
Solo la envdia los acecha, la envidia de no poder besar con la pasión que nuestros labios desatan en medio de la rebeldia odiosa de no quedarnos quietos, envidian nuestros cuerpos sudados, no solo del amor incansable y lujurioso en medio de la tormenta que aplastan sus conciencias, envidian las caracias incasablemente amorosas, que prodigamos a nuestros cuerpos odiados.

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