viernes, 27 de febrero de 2009

recerdos del pasado

El aire huele a narcisos florecidos, las calles iluminadas de cordura solo necesitan la confirmación de tus pasos para sobrevivir al asfalto que asfixia y mientras tú, desciende lentamente desde los suelos arrabaleros con los pies embarrados de cumparcitas, con un titulo debajo del brazo, blandiendo tus conocimientos de doctora de las psiquis, los narcisos siguen florecidos.

En las noches el humo de mi cigarrillo no solo atora mis pulmones, también mi garganta y mis labios, me quedo mudo, petrificado, ahogado, con una tos que parte mis cuerdas vocales, mis ojos lagrimean y mi tórax se llena de dolor en cada inspiración, mientras que en cada expiración,el aire ennegrecido llena la habitación, claro, mientras tú caminas con tu lacaniana figura psicoanalizada.

De repente en un eclipse de éxtasis universal nuestras vidas se cruzan por un segundo en el firmamento, pero basto un segundo, solo un magnifico segundo, un maldito y puto segundo, un hermoso y brillante segundo, un extenso y eterno segundo, un imperceptible y finito segundo, donde un destello macabro ilumino para siempre nuestras cortas y solitarias vidas.

Una mano se desliza con suavidad a través del espacio lleno de luces blancas, blancas como tus manos, blanca como tu ropa, blanca como una nube blanca, blanco como un vaso de leche. Sin embargo la luz blanca no existe, esta llena de colores, las manos blancas no existen, tienen un tinte raro color piel, y las nubes blancas…bueno las nubes blancas son generalmente de invierno y están cargadas de tormenta, ¿o de tormentos?, del vaso de leche no dire nada, esta muy cara y puede seguir subiendo de precio si le agrego algo. ,.

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